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Los Peronistas,por Eduardo Aliverti.

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Los peronistas
Por Eduardo Aliverti

Ya que, con sus matices de cambios de época, estamos hablando de una de las discusiones inacabables y bizantinas de la Argentina contemporánea, el único punto posible de acuerdo analítico es que, sea como fuere, la peronista continúa siendo la gran fuerza predominante de estas pampas. Y hasta se puede conceder que hegemónica. El peronismo es la gerencia general del capitalismo argentino, y sus peleas con el directorio yanqui han sido, son y serán por derecha y por izquierda, de acuerdo a cómo sople el viento, sin sacar jamás los pies del plato. Cada vez que alguna corriente lo intentó, terminó predicando en el desierto. Perón fue el maestro de ese eclecticismo, que a lo largo de seis décadas se llamó Evita, Apold, Discépolo, Cooke, Vandor, Jauretche, Ivanisevich, Walsh, Tacuara, Montoneros, Rucci, Jotapé, López Rega, Puiggrós, Ottalagano, Cámpora, Isabel, Socialismo Nacional, Nacional Socialismo, Casildo, Mugica, Lorenzo, Firmenich, Grosso, Ubaldini, Cafiero, la rata, Duhalde, Reutemann, Kirchner. Y seguirá la lista.
Seguirá hasta que por el motivo que se quiera o se pueda aparezca una alternativa, con forma de eclosión social, de líder, de utopía renovada, de capacidad de gestión demostrada, de eficiencia en el convencimiento mediático, de muestra de unidad, de lo que sea, en condiciones dereemplazar a estos tipos, los peronistas, que son como Nueva York. Tienen lo mejor y lo peor del mundo. Se putean entre ellos, son fachos, son progres, rematan el país, lo vuelven a comprar, tienen marchitas para todos los gustos, joden a las mayorías, satisfacen a las mayorías, se crean la oposición de sí mismos, visten Cavalli, pagan manzaneras, quieren a Fidel, son feudalistas, son finos, son grasas, son patoteros, son académicos. Pero tarde o temprano, terminan convenciendo de que son los únicos capaces de ejercer el poder.
Esa realidad, que en buena medida podría ser una foto de la sociedad argentina, no puede ser reducida a observaciones de cola de supermercado ni al denuncismo de la compra de votos del pobrerío. Mientras la alternativa a ellos no aparezca y mientras quienes los denuncian tengan más pelitos en el traste todavía, la mayoría de la gente seguirá votando a los peronistas y no porque alguna reciba una heladera.